lunes, 1 de diciembre de 2008

Consumidores al poder

Me sigue sorprendiendo recibir comentarios en el blog. Siempre consideré los comentarios en el blog como un regalo inmerecido. Y todavía más inmerecido cuando ni siquiera he sido capaz de seguir escribiendo y poner mi granito de arena en respuesta al interés que os tomáis, no sólo leyendo, sino escribiendo.

El último comentario tengo que agradecéselo a César, que ha venido a remarcar una idea que llevaba unos días rondando por mi cabeza. Concretamente desde que leí una anotación (el original está en inglés), que me permito extractar y traducir MUY libremente:

En un mundo donde los consumidores tienen tanto poder, ahora tenemos dos responsabilidades:

1.-Si no te gusta lo que hace una determinada organización, trabaja activamente para pasar la voz y hacerles cambiar

y

2.-Si echarías de menos un producto, un servicio, un libro, un sitio, o un profesional en el caso de que cerraran, levántate, habla y haz que la gente lo conozca.


Durante mucho tiempo luché por hacer realidad la primera parte. En particular, trabajé activamente para que Yoigo cambiara. Y aunque mi influencia fue nula, creo que estuvo bien hecho.
Pero en general no he hecho nada con respecto a la segunda parte. No he promovido los servicios que me gustan. Y aunque tampoco hubiera tenido ninguna influencia, creo que sí tengo que reprocharme no haber puesto mi granito de arena.

En mi descargo diré que el problema no estaba en ocultar los sitios buenos para evitar que el éxito acabara cambiando una buena relación.

Mi reticencia a emitir comentarios positivos viene de pensar que mis buenas experiencias no tienen por qué coincidir con buenos productos/servicios. Por ejemplo, tenía miedo de decir que me va muy bien con Simyo, porque sabía que a otra gente le ha ido bastante mal, y recordaba cuando yo me quejaba de Yoigo y leía a Martin Varsavsky o a Julio, hoy-ex-usuario-de-Yoigo y me preguntaba cómo era posible que tuviésemos visiones tan distintas.

Es curioso mi mecanismo mental. Si la empresa me la ha jugado, es mala-malísima. Si estoy satisfecho, he tenido suerte. El mismo César, que tiene la valentía de dar su opinión, en el comentario al que hacía referencia al principio expresa que está contento con Simyo "de momento".

Creo que el comportamiento correcto es poner las experiencias (malas Y buenas). Como hace Julio. O (en un ámbito completamente distinto), una columna económica que leo, que los jueves termina con recomendaciones gastronómicas, algunas comentando favorablemente y otras desfavorablemente.

Valentía para criticar, y valentía para aplaudir.

Consumidores al poder.